Testimonio de trabajadora cristiana: Susana Menéndez

Hoy Señor quiero detenerme y darte gracias por todo lo que me das cada día. Primero por mi familia que me potencia, que me acompaña sin ahogarme o limitarme.

Quiero darte gracias por los amigos y las amigas, me siento querida por ellos, tú me enseñaste lo importante que era cuidar al otro, escucharle, valorarle, perdonarle…

Quiero dar gracias por mi trabajo, porque en cuanto pongo un poco de cariño o afecto se me devuelve con creces, y quiero dar gracias hoy a la JOC porque me hizo mejor persona, porque descubrí el ser obrero, la sabiduría de los sencillos, al Jesús cercano, a creer en los milagros y transformaciones de todos y todas, y porque hoy sigue manteniéndome viva, porque sigo creciendo en la JOC, gracias a los militantes, sus vidas, sus opciones y transformaciones.

A Raquel y Roberto que son capaces de aparcar tres cursos sus vidas por el proyecto educador y evangelizador de la JOC.

Por Gabriel que es capaz de hacer un análisis de su propia realidad maduro y creyente, carga con ello y tira hacia adelante ofreciéndose al movimiento feliz como si devolviera un tesoro que él se ha encontrado como la parábola.

Por Bryan cuyas reflexiones siempre me dejaban con la boca abierta por su profundidad y concreción.

Por Roberto y Dayana, críticos con el movimiento, constantes, currantes, por su amor a los niños y jóvenes de nuestro barrio, ya que ellos saben lo que ha sido crecer en la Alhóndiga.

En el Evangelio parece como decían “nada bueno puede venir de Nazaret”, hay gente que piensa que nada bueno puede venir de la Alhóndiga, de los barrios obreros de las afueras  de las grandes ciudades, que equivocación más grande.

¿Por qué le damos hoy gracias a la JOC?

“Dadme militantes y cambiaré el mundo” Joseph Cardijn

Susana Menéndez.
Acompañante Juventud Obrera Cristiana (JOC)