“Por el mundo del trabajo, para que a todos les sean asegurados el respeto y la protección de sus derechos y se dé a los desempleados la oportunidad de contribuir a la construcción del bien común.”
Este mes de octubre el papa Francisco decidió trabajar sobre el tema empleo porque constituye uno de los desafíos principales del mundo de hoy.
Toca la vida de muchísimas personas, de manera muy concreta y cotidiana. Todos conocemos familia, amigos que se han encontrado sin trabajo, que tienen que buscar a veces meses y meses, esperar, presentar curriculum una y otra vez, “venderse” lo mejor posible para ser seleccionado, buscar, desesperar, volver a encontrar esperanza, sin contar el enfrentarse a su entorno los cuales preguntan, sin mucho saber a veces como situarse y ser solidarios.
A lo mejor hemos hecho esta experiencia y habremos visto que afecta profundamente nuestra imagen, nuestra relación con los demás y nuestra familia. Como dice Francisco: “El valor principal del trabajo es el bien de la persona humana, porque la realiza como tal, con sus actitudes y capacidades intelectivas, creativas y manuales. De aquí deriva que el trabajo no tiene solamente una finalidad económica y de ganancia, sino sobre todo una finalidad que implica al hombre y su dignidad”.
En el mundo hay situaciones críticas de desempleo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) entre los países con las tasas más altas son por ejemplo Macedonia con el 26,7%, Grecia con 23,9% y España con 19,45%, para Europa; en África, Gambia tiene el 29,69%, Lesoto 27,42% y Suazilandia 25,98%; y en América, República Dominicana tiene un 14,36%, Jamaica 13,26 y Haití 13,19%.
El desempleo afecta profundamente una sociedad y la desequilibra pues afecta directamente la vida de las personas. El papa Francisco, en El Vídeo del Papa de este mes, nos invita a denunciar las situaciones que violan los derechos de los trabajadores y a entrar en una verdadera solidaridad con los que están sin empleos.
Frente al gravísimo problema de la desocupación que afecta tantos países el papa Francisco, con sus hermanos obispos, continúa a denunciar un sistema económico que ya no es capaz de crear trabajo, pero que pone en el centro a un ídolo, el dinero. Una economía de la exclusión y una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo (Evangelii Gaudium n°53). ¿Cómo no invitar una y otra vez los “diversos entes políticos, sociales y económicos” “a favorecer un planteamiento distinto, basado en la justicia y en la solidaridad”? Es lo que hace el Santo Padre una vez más. “El que tenga oídos para oír, que oiga” (Mateo 13)
Escuchemos sus palabras a los dirigentes y obreros de las fábricas de acero de Terni:
“Queridos hermanos y hermanas, no dejéis jamás de esperar en un futuro mejor. Luchad por esto, luchad. No os dejéis atrapar por el vórtice del pesimismo, ¡por favor! Si cada uno hace lo que le corresponde, si todos ponen siempre en el centro a la persona humana, no el dinero, con su dignidad, si se consolida una actitud de solidaridad y compartir fraterno, inspirada en el Evangelio, se podrá salir del pantano de una estación económica y laboral ardua y difícil”
Consolidar una actitud de solidaridad y compartir fraterno inspirada en el Evangelio. Dejemos resonar estas palabras en nuestro corazón, en nuestra oración.
Que esta intención de oración de la Iglesia pueda estar en nuestra oración y vida todo este me: “Por el mundo del trabajo, para que a todos les sean asegurados el respeto y la protección de sus derechos y se dé a los desempleados la oportunidad de contribuir a la construcción del bien común.”
-Frédéric Fornos SJ, director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa y del MEJ. Vía Radio Vaticano, Agencia SIC.
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