El trabajo decente, la clave del desarrollo

¿Por qué el mundo del trabajo es la clave del desarrollo en el mundo global? Con esta pregunta el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral convocó a los sindicatos de todo el mundo a un encuentro con el Vaticano. Cita que contó con la participación de CCOO y UGT, junto con representantes de la Pastoral Obrera y de la HOAC. En los albores de la Cuarta Revolución Industrial, Iglesia y sindicatos han iniciado una etapa sin precedentes que tiene voluntad de continuidad.

El punto de partida ha sido un diagnóstico crítico del mundo actual; recuperar la trayectoria del magisterio de la Iglesia en relación al trabajo y al desarrollo humano, con especial insistencia en las novedades y formulaciones de Laudato si’; plantear los principales desafíos globales; y esbozar algunas consideraciones sobre las respuestas sindicales en la lucha por la justicia.

Iglesia y sindicatos comparten preocupación por los niveles de desigualdad, con la amenaza del cambio climático y la rápida y descontrolada deriva a una economía digitalizada. Constatan los cambios impuestos mediante reformas laborales, que debilitan los derechos del trabajo y deterioran la vida de los trabajadores y de sus familias; la financiarización de la economía, que concentra la riqueza en pocas manos y la fe ciega en la tecnología, como solución a los problemas de la organización social. Como consecuencia, «el incremento de la robotización, el individualismo, la desigualdad, la precariedad, el desempleo masivo, la pobreza y el fenómeno de la exclusión y el descarte de las personas están poniendo la “casa común” en riesgo».

Se reconocen aliados ante la urgente necesidad de situar el trabajo humano «estructurador de la identidad personal y colectiva», como la clave de la cuestión social y la dignidad de la persona; fundamento para un nuevo paradigma ético, basado en los derechos, integral, inclusivo y sostenible. Y emplazan a empresarios y gobiernos «a hacerse cargo de los desafíos (…) actuar en solidaridad (…) con “trabajo, tierra y casa para todos”».

La aportación del papa Francisco, un imprescindible tratado sobre el profundo sentido cristiano del trabajo, ayuda a resolver dudas sobre el valor del trabajo pues «condiciona no solo el desarrollo económico, sino también el cultural y moral de las personas, de la familia, de la sociedad». En su pontificado, el trabajo es indispensable, irrenunciable e irremplazable para una vida buena y para el cuidado de la casa común. De ahí se explica la consideración de los sindicatos como instituciones esenciales para la construcción de sociedades más democráticas, basadas en los valores de la colaboración, el trabajo en red, la unidad, la solidaridad. Les anima a ejercer su liderazgo, con un impulso a su tarea profética (denuncia y conciencia crítica); a una constante innovación en sus formas de representación para incluir «a los más vulnerables del mundo del trabajo»; y a ejercer una solidaridad universal, que trascienda, proteja derechos, escape del individualismo y del consumismo, y cuestione el sistema.

La realización de este encuentro es un gran logro. El grado de interlocución, con representantes al máximo nivel, es un segundo aspecto a resaltar. El diálogo y los consensos alcanzados, un tercer aspecto relevante y antesala de una cuarta consideración: las implicaciones en el ámbito local, desde lo cercano, para la Iglesia, sindicatos, movimientos e iniciativas comprometidas con la dignidad del trabajo. Interpela a la Iglesia española a primerear –tomar la iniciativa– para hacer operativa esta alianza, siguiendo la estela del Dicasterio. Conviene recordar que los líderes sindicales han expresado, en estas páginas, su voluntad de compartir espacios de colaboración. La Iglesia, su Pastoral Obrera y sus movimientos especializados, han de ser consecuentes y acompañar los retos y desafíos del mundo del trabajo, con especial insistencia en la humanidad sufriente que provoca la cultura del descarte, y que podremos ayudar a cambiar con nuevas formas de pensar, de sentir, de actuar para ejercer la solidaridad activa entre todos y para todos.

Fuente: Editorial de la revista Noticias Obreras, enero 2018.